domingo, 29 de noviembre de 2015

Maestría en Administración en Negocios (Mba)

Según el análisis realizado por Financial Times (FT), que elabora el ranking de MBA más prestigioso del mundo, la rentabilidad de esta formación directiva ha experimentado un gran cambio en los últimos cinco años, en gran parte como consecuencia de la crisis económica. Si a mediados de los años noventa quienes cursaban los mejores MBA en Estados Unidos veían triplicado su salario un lustro después de graduarse, desde 2008 los sueldos de los titulados crecen conforme a la inflación. O sea, muy lentamente. Master in business administration o MBA. Así se denomina el título que se ha convertido en la puerta de entrada al selecto club de los directivos de empresa en todo el mundo. No hay corporación que se precie que actualmente no pida uno a la hora de fichar a los ejecutivos que regirán sus designios. Por eso, en la última década se ha multiplicado tanto el número de programas como de escuelas de negocios que los imparten. El mercado se ha inundado de MBA, hasta el punto de banalizar su contenido y de perder parte de su valor tradicional. O, mejor dicho, su marchamo como garantía de éxito laboral. Mientras tanto, los precios de estos estudios directivos en los centros más reputados del mundo, también de Estados Unidos, han aumentado un 7% anual desde 2005, acumulando un encarecimiento del 62% desde ese año. Y cuestionando si realmente compensa cursar un MBA con sus costes disparados y con las menguadas posibilidades de encontrar un empleo o progresar en el actual. ¿Ha dejado de ser este tipo de formación la gallina de los huevos de oro?
El MBA ya no es sinónimo de empleo, salvo si se va a las mejores universidades norteamericanas, como Harvard, Wharton, Stanford o el MIT. Y puede que en alguna europea como London Business School o Insead. En las tres escuelas de negocios españolas no es así porque el proceso de selección no es tan exhaustivo como en los centros estadounidenses. En Harvard, por ejemplo, para 2.600 plazas se presentan 36.000 solicitudes. Es ese proceso de selección previo el que hace que las empresas se interesen por contratar a los graduados MBA”, indica Miguel Ángel Zuil, responsable de Boyden en España, la firma de cazatalentos pionera en el mundo. A su juicio, las corporaciones tienen perfectamente identificados a los alumnos mejores de cada promoción, al 10%, y es ese porcentaje de estudiantes el que se coloca al terminar el MBA —los más brillantes, agrega Zuil—, teniendo en cuenta las dificultades que presenta hoy el mercado de trabajo en España y en la mayoría de las economías occidentales.
Martin Boehm, decano de programas de IE Business School, asegura que el MBA no garantiza un trabajo, pero ayuda a tener una mejor progresión en la carrera profesional. A veces, el impacto en la retribución no es inmediato, se produce 5 o 10 años después de cursarlo. Boehm señala que en las mejores escuelas de negocios del mundo, la inversión (59.900 euros en el caso de IE, después de aumentar un 62% desde 2003) se recupera en el transcurso de tres o cuatro años. El salario de sus graduados ronda los 70.000 euros anuales.
El director del departamento de carreras de IESE asegura que, ante el complicado mercado laboral español, “las escuelas de negocios se han visto obligadas a internacionalizarse, a pescar en otros caladeros”. Se refiere tanto a países emergentes donde los directivos formados en España son muy valorados, como Brasil, Singapur y Suiza, y donde los salarios continúan subiendo; como a sectores “en los que la creación de empleo no es una rara avis”. “Hace unos años, el 40% de los graduados MBA se colocaban en banca de inversión; con la crisis ese porcentaje ha caído al 20% y ahora son empresas de Internet, como Google o Facebook, o firmas farmacéuticas o de bienes de lujo, incluso Inditex y Mango, que antes no reclutaban a nuestros alumnos, las que la sustituyen”. Antes de que España tuviese el índice de desempleo disparado, las empresas radicadas en el país absorbían a la mitad de los alumnos MBA y ahora solo se quedan con el 20%, remarca Muñoz. El resto se van al extranjero, lo que explica que los salarios de los titulados continúen subiendo. Los graduados de IESE ganan el 64% más que hace una década y los precios del MBA se han incrementado un 34% en este periodo.
Francesco Liistro también quiso dar un vuelco a su carrera profesional (después de haber reestructurado el negocio familiar en Italia y haber creado una consultora) “mucho más tarde de lo normal, a los 37 años”. Y optó por ESADE y, sobre todo, por Barcelona. “A los 15 días de acabar el MBA ya trabajaba en un family office, donde me ocupo de relanzar empresas en crisis, hago el trabajo que quería hacer”, asegura el directivo siciliano. A su juicio, “el MBA no te garantiza nada si tú no pones nada de tu parte de cara a encontrar trabajo”. En la firma en que trabaja Liistro, todos los empleados cuentan con MBA, que “se ha transformado en un tique para un club. No hace exitosa a la persona, pero la empuja hacia el éxito. Aunque ahora hay demasiadas escuelas de negocios y sus criterios de selección de alumnos se han relajado. No tenían que existir más de 50 en todo el mundo para formar al 10% de los profesionales que van a ser quienes dirigen las empresas”.
El caso de Rosario García Pecci nos lleva a Alemania, donde trabaja desde noviembre en la farmacéutica Grünenthal. Cuando se le pregunta si compensa hacer un máster, afirma taxativamente que sí y esgrime sus resultados: “En junio, cuando acabé el máster en ESCP Europe, era auditor interno en Gas Natural y ahora soy senior manager y mi sueldo se ha duplicado”. Sin embargo, no achaca toda su progresión a este programa (en su caso executive, para ejecutivos con más experiencia). Dos carreras, tres idiomas y siete años de experiencia cuentan.
El caso de Rosario García Pecci nos lleva a Alemania, donde trabaja desde noviembre en la farmacéutica Grünenthal. Cuando se le pregunta si compensa hacer un máster, afirma taxativamente que sí y esgrime sus resultados: “En junio, cuando acabé el máster en ESCP Europe, era auditor interno en Gas Natural y ahora soy senior manager y mi sueldo se ha duplicado”. Sin embargo, no achaca toda su progresión a este programa (en su caso executive, para ejecutivos con más experiencia). Dos carreras, tres idiomas y siete años de experiencia cuentan.

La conclusión está clara: “Invertir en un MBA solo se justifica si se hace en una de las mejores escuelas de negocios del mundo; de lo contrario, es tirar el dinero. A un desempleado no le garantiza tener un trabajo. Y, respecto a los salarios, el valor de los MBA se está reajustando a la baja”, afirma Roberto García, consejero delegado de la empresa de recolocación GRI, acostumbrado a tratar con los afectados por despidos. El director general de la firma de selección de personal Hays, Christopher Dottie apostilla: “Pensar que una empresa va a apostar más por ti por hacer un MBA significa no vivir en el mercado laboral de hoy en día. Las compañías ahora valoran más la experiencia que el potencial de un ejecutivo”.
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Joel Medina